Tragicomedia de la agonica modernidad

lunes, mayo 28, 2007

Estoy feliz, como hace tiempo no lo estaba... de esas felicidades de cuando encuentras una respuesta que llevabas buscando por años, que en cierta medida es así, cuando ya te cansas de esperar a que la vida te devele su misterio, así que la tomas por los hombros y le preguntas a la cara qué sucede, que quiere, que piensa... y aunque puede que la respuesta no te guste, ya sabes lo que hay, nada de pastillas azules, no quiero vivir en un mundo que me sea mejor, adornado con fantasías ni sueños de castillos en las nubes, prefiero la soledad que una compañía falsa, pero no todos prefieren eso, y no tiene nada de malo tampoco.

Y aunque todas mis respuestas de verdad han sido malas, han sido liberadoras, ya no tengo que seguir buscando el grial sagrado, ni el unicornio, ni gnomos, ni hadas... la vida es ahora y se me escapa por entre los dedos como arena, y hay que disfrutar lo que tenemos hoy, con quien está ahora y no pensar más en lo que podría ser si las cosas cambiaran, hay personas super importantes y especiales en mi ahora, y algunos se han ido, otros volverán, y otros desaparecerán, cada uno toma sus propias elecciones, hace su propio camino y siembra sus propios cultivos, y si he sido pesimista, puede ser como dice Sábato en el libro que leo ahora "Sobre héroes y tumbas", un pesimista es un optimista que es constantemente se decepciona. Hace no mucho terminé "La invención de la soledad", de Paul Auster, que me sorprendió gratamente, es un libro algo autobiográfico, o por lo menos así pareciera, separado en dos partes, una donde habla desde la primera persona de la muerte de su padre, y todo lo que ello conlleva. La fuerza de la memoria. Y me pregunto si esas serán heridas compartidas, la belleza de lo imperfecto, de cómo amo al hombre y a su humanidad, tanto como me decepciono del mismo.

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