Llueve sobre Santiago

Luego de esta alegría, volví a mi vida y pensamientos, pensando además que me gustaría intentar el snowboard, que podría armar un grupo e ir a chillán... no sé, igual no tengo los recursos económicos de otros años, pero mientras existan las ganas... todo se puede :D
Y a la vuelta, de andar buscando cosas que nunca encuentro, hacer unos trámites, cuando volvía a casa, cansada y con las manos cargadas, resulta que a la salida del metro, se larga una tormenta, pero de película, con truenos, relámpagos y granizos, y yo con mi pelo suelto (perdí nuevamente mi amarra del cabello), un chaquetón largo y las dos manos ocupadas intentaba llegar a casa para refugiarme luego. Y la ciudad parecía que gritaba, toda la gente sorprendida, algunos corrían, otros miraban pasmados como si el cielo se callera a pedazos. El aire ha de estar más limpio, pero yo y mi estufa estamos unidos por al menos un par de meses más ;)
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