Tragicomedia de la agonica modernidad

jueves, mayo 31, 2007

Llueve sobre Santiago

El frío se apodera de la ciudad, lentamente la transforma a los grices y negros, abrigos largos, bufandas y guantes, todos quieren llegar a sus casas y tan sólo los más avezados enfrentan la fría ciudad de noche. Cuando salía de mi departamento en la mañana, tomé mi paraguas esperándo no tener que usarlo, había llovido antes de salir, pero cuando iba camino al metro, había salido el sol, y las nubes abrían paso a la espectacular vista de la magnífica cordillera de los andes, cordillera que amo y es mi guía en cierta medida en la ciudad, polvoreada de nieve hasta sus faldas, imponente y magnífica... y eso sólo podía significar una cosa... nieve!!! esquiar!!!, todo el frío que dominaba mi cuerpo no importaba, es una tarea que aún no domino, pero sin práctica no se domina.

Luego de esta alegría, volví a mi vida y pensamientos, pensando además que me gustaría intentar el snowboard, que podría armar un grupo e ir a chillán... no sé, igual no tengo los recursos económicos de otros años, pero mientras existan las ganas... todo se puede :D

Y a la vuelta, de andar buscando cosas que nunca encuentro, hacer unos trámites, cuando volvía a casa, cansada y con las manos cargadas, resulta que a la salida del metro, se larga una tormenta, pero de película, con truenos, relámpagos y granizos, y yo con mi pelo suelto (perdí nuevamente mi amarra del cabello), un chaquetón largo y las dos manos ocupadas intentaba llegar a casa para refugiarme luego. Y la ciudad parecía que gritaba, toda la gente sorprendida, algunos corrían, otros miraban pasmados como si el cielo se callera a pedazos. El aire ha de estar más limpio, pero yo y mi estufa estamos unidos por al menos un par de meses más ;)

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